El Rey Que Acompaño al Fogonero
Había una vez un rey sabio y generoso que cuidaba atentamente a sus súbditos. Un día, el rey se vistió con ropa muy gastada, y visito un balneario. Mucha gente estaba disfrutando del balneario remojando sus cuerpos en las aguas. El agua del balneario se calentaba con un fogón instalado en el sótano, y había un solo fogonero que lo mantenía encendido. El rey bajo al sótano para conocer al fogonero que mantenía encendido el fuego. El rey mostro afecto al fogonero; aun compartiendo la humilde comida que el hombre había preparado. El rey visito al fogonero todos los días. El fogonero sintió gran cariño y afecto hacia este visitante extraño, pues, nadie más bajaba al sótano y mostraba tanto interés en el.
Y un día, el rey revelo su identidad al fogonero. Aunque un poco preocupado por la posibilidad que el fogonero llegara a pedir algo inadmisible, el rey dijo que pidiera lo que desee. Y el fogonero respondió “ No sé cómo comportarme, ya que usted dejo el palacio lleno de comodidades para visitarme en un lugar tan caluroso y sucio como este. Además, me ha mostrado sinceramente un interés especial hasta aceptando mis comidas desagradables. Ya he recibido un regalo extraordinario de su parte. Su majestad me ha dado a sí mismo, a este humilde servidor ”.
El que tiene el Rey Jesús es una persona prospera y bendecida. Mírese a sí mismo con ojos espirituales. ¡ Debemos ser como Jesús, amando y sirviendo desinteresadamente. !
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