Un día, se olvidaron de poner el poste donde había luz. Al ver que el tren se aproximaba, tome el poste y lo extendí hacia el maquinista pero no lo llego a ver.
Esto también nos puede suceder en la vida espiritual. Si no tenemos comunión con Dios todos los días, recibiendo las instrucciones de su Palabra, no podremos ser la luz que ilumina el mundo. El Señor nos ha entregado su Palabra, como medio de comunicación con las instrucciones de vida. Pero si la pasamos por alto, sin tener el tiempo de comunión con Dios, y empezamos el día sin recibir la luz que solamente El nos puede dar, entonces suceden dos cosas: Primero, como no tenemos la Palabra de Dios, no tenemos la luz que alumbre nuestro camino a seguir. Y segundo, no tendremos luz para alumbrar y compartir con otros.
¡Atrévete a ser luz para muchos !Tú decides…………….
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